jueves, 9 de septiembre de 2010

LA SEMÁNTICA VISUAL

La Semántica visual estudia los procesos de significación a partir de una imagen material visual.

Todos los seres humanos somos interpretantes ya que producimos significaciones constantemente en base a lo que logramos percibir.

¿Pero las imágenes materiales visuales nos pueden dar un significado?

- No, por sí solas no. Pero sí poseen características, a partir de ellas construimos un significado.

Las clases de Semántica visual son tres: imagen material visual plástica, imagen material visual figurativa e imagen material visual conceptual, cada una de ellas durante su proceso hace que realicemos operaciones cognitivas diferentes.

La lectura de este tema nos introduce hacia el estudio de una disciplina que forma parte de la rama empírica de la Semiótica: La Semántica visual, que nos permite construir significados ideológicos en base de lo que todos visualizamos y en lo que todos estamos involucramos.

katia Aguirre Alarcón

5 comentarios:

Anónimo dijo...

es muy interesante resaltar este hecho en la semantica ya que esta esta presente en todo lo que nosotros podemos percibir. y como se pregunta estas imagenes visuales nos pueden dar algun significado?

evidentemente tenemos que percibir sus caracteristicas y apartir de allas elaboramos un significado.

Ruby Princess Egocheaga

Bladimir L.G dijo...

Al querer encontrar un único significado de la imagen, vamos a demorarnos una eternidad, ya que las operaciones cognitivas de cada percepción son únicas de acuerdo al interés con que se la observa.
Es muy compleja la tarea de definir, como ya decía, un único concepto de ella.Pero, el único que verdaderamente tiene el verdadero significado de ella es el creador de ésta, si es que lo hubiere.
Es de suma importancia enterarnos, el cómo construimos estos significados y creo que este capítulo nos ayudará a entender.
Bladimir Luján García.

Anónimo dijo...

pero...si?

Anónimo dijo...

y a agarsen no lo ponen la re concha de su hermana??

Anónimo dijo...

Entre el 16 y el 27 de julio de 1816, el gobernador intendente de Cuyo, general José de San Martín, desarrolló ante el Director Supremo de las Provincias Unidas, general Juan Martín de Pueyrredón, el plan que había elaborado para la liberación continental.

Lo expuso en Córdoba, durante la larga reunión privada que mantuvieron. San Martín esgrimía un argumento sólido. Las tres expediciones al Alto Perú habían terminado en tantos desastres, que no tenía sentido acometer una cuarta. Opinaba que la estrategia adecuada era cruzar los Andes con un fuerte ejército, terminar con los realistas en Chile y dirigirse por mar al Perú, para atacar al poder realista en América en su centro mismo.

Treta de espionaje

Fuerza imponente
El Ejército de los Andes, en cuya conducción San Martín era apoyado por unos 200 jefes y oficiales, contaba con 4.000 soldados “de pelea”, de los cuales 3.000 eran infantes, además de 1.200 milicianos auxiliares. Debían cruzar la cordillera llevando 10.600 mulas de silla y carga, y 1.600 caballos, además de unas 700 reses para consumo de la tropa. El plan era invadir Chile por los pasos de Los Patos y Uspallata, cortando el centro realista. Para que no se supiera el punto de ataque de la masa del Ejército, destacó cuatro columnas secundarias por otros pasos de las montañas.

La gran empresa sanmartiniana se desató al comenzar enero del año 1817. Por Los Patos marcharon la vanguardia, a las órdenes del general Miguel Estanislao Soler, y la reserva a cargo del jefe chileno, general Bernardo O’Higgins. Por el paso de Uspallata trepaba la división mandada por el general Juan Gregorio de Las Heras, con el parque y la artillería.

Dos divisiones ligeras, que debían moverse a derecha e izquierda de las columnas principales, iban mandadas respectivamente por un tucumano, el comandante Juan Manuel Cabot, y por un chileno, el coronel Ramón Freire. La primera debía cruzar por el Portillo de la Ramada (paso de Guana) y la segunda, por el Paso de Vinchina (paso Pehuenche-Planchón). Por El Portillo iba la guarnición del fuerte de San Carlos, a las órdenes del capitán mendocino José León Lemos.

En la cordillera
Partieron en forma escalonada. La primera en salir fue la columna de Cabot. Lo siguieron Freire y Lemos, y entre el 18 y el 19 de enero se movieron las columnas del grueso del Ejército.

La marcha representó un tremendo sacrificio. Es difícil encontrarle un parangón en las grandes movilizaciones de la historia militar del mundo. Escribe Patricia Pasquali que “había que abrirse paso por las angostas sendas bordeadas de abismales precipicios y paredones gigantescos, que obligaban a alargar la única fila de tropa casi hasta el infinito, para trasponer cuatro cordilleras que sobrepasaban los 5.000 metros de altura y avanzar dificultosamente por blancos caminos, escarpados y peligrosos, peleando contra el frío mortal”.

Triunfo en Chacabuco
El cruce se desarrolló con perfecto ajuste al plan. El mismo historiador apunta que “si alguna vez el cálculo y la previsión al servicio de la inspiración, y la observación subordinada al método presidieron una gran empresa militar, fue ciertamente ésta”. Los grandes tratadistas y hasta los enemigos reconocieron que se trataba del paso de montaña “más perfectamente combinado y más admirablemente ejecutado” de los que existía memoria.